Mi madre suele contarme cómo eran sus navidades, cómo recibía un único regalo y cuánto lo disfrutaba. Su muñeca era un objeto preciado, mimado y cuidado que merecía toda su atención e imaginación.
Una de las cosas que más me gustan de la escuela de mis hijos es cómo valoran el gusto por la repetición. Hemos nacido en una sociedad que busca la excepcionalidad en cada momento, en cada objeto y que desprecia la monotonía y la rutina. Desde pequeños amontonamos juguetes, libros, ropa y todo lo que deseamos, pero no tenemos firmeza para profundizar, preferimos cambiar rápidamente nuestro objetivo antes de tomar un verdadero contacto con las cosas.
En nuestra casa hay muy pocos juguetes, la mayoría de materiales naturales, y casi todos tienen más de un año o dos y siguen a su alcance. Pero el hecho de que cada día tengan los mismos materiales con los que interactuar, provoca que cada día reinventen el juego y el juguete, experimentan nuevas propuestas y son capaces de disfrutar de lo mismo una y otra vez. En cambio, cuando los veo rodeados de nuevos juguetes en otros lugares, su nerviosismo aumenta y son incapaces de estar más de 10 minutos con el mismo juego.
Lo mismo pasa con los cuentos. Hubo un momento en que teníamos tantas historias por mirar, que necesitaban cambiar constantemente de lectura. Ahora, dejamos 5 cuentos durante unos días y los disfrutan muchísimo más, los miran y remiran para encontrar todos los detalles que suelen olvidarse entre las páginas.
Por supuesto que a los adultos nos pasa lo mismo. Ninguneamos el día a día y alabamos la novedad: un nuevo disco de música, un libro, una serie, un viaje, una escapada o cualquier nuevo deseo se convierten casi en objetos de deleite inmediato y sin sabor. Engullimos la vida, nos perdemos el placer de masticar mientras degustamos. Nuestra rutina necesita tener nuevos estímulos para resultarnos placentera.
¿Qué pasaría si empezamos a recrearnos con la misma acción u objeto? Imagina leer un libro 3 veces antes de cambiar de título; estoy seguro que te gustaría muchísimo más. O cocinar lo mismo cada semana, mejorando cada vez el sabor y aroma de los alimentos. Quizá te guste viajar y optes por escaparte 3 puentes al mismo pueblecito. O incluso mejor, no viajar para encontrar nuevas emociones, sino intentar amar todavía más tu entorno y comunidad y permanecer en casa.
Acostumbrados a esta nueva sociedad de la super-información, no estaría de más intentar cuidarnos y aprender a querer y valorar cada uno de nuestros momentos. Saborear la repetición, aprender a profundizar en todo lo nos rodea, ser felices con menos.
2 Comentarios
me encanta todo lo que escribes, siempre acertado, enhorabuena!
[…] El gusto por la repetición. Share this:TwitterFacebookMe gusta:Me gustaSe el primero en decir que te gusta. Publicado en Criança Conscient | Tagged educación consciente, juguetes, repetición […]