Es evidente que nadie somos responsables de lo que pasa en el mundo, de que nuestras acciones no tienen efectos y que nos limitamos a disfrutar de nuestro día a día con la mayor dignidad. No importa si conduzco un camión de ganado al matadero, tampoco si trabajo en un gran centro comercial, en una fabrica de piensos o en el departamento de marketing de una empresa de salchichas: no tengo posibilidad para cambiar las cosas porque mi responsabilidad es la mínima. Y cómo vamos a sentirnos responsables si el árbol no nos deja ver el bosque!
Desde los años 60 los gobiernos han sido capaces de diseñar una sociedad con menos comprensión global, nos han inculcado la culpabilidad pero no la responsabilidad. Trocear cualquier cadena de producción o servicio es la clave para que nadie se sienta partícipe ni responsable de la consecuencia global. Puedes analizar cualquier empleo para darte cuenta de que hay algo que, al final, no funciona y que participa negativamente de nuestro mundo, de la destrucción medioambiental masiva. Y cada vez la especialización es más evidente, creando complejas cadenas para seguir la concepción global del valor. Da lo mismo en qué sector trabajamos o qué hacemos, participamos demasiado directamente en una cadena de destrucción constante. En cambio, tenemos nuestra conciencia bien tranquila porque nuestro ámbito se reduce a algo simple y sin efectos directos. ¡Cuán más fácil es ver las responsabilidades de los otros!
«Yo sería incapaz de comer carne si tuviera que matar al animal», dice mucha gente. ¿Y en cambio no te sientes ni mínimamente responsable de los nuevos campos de exterminio de la producción intensiva de carne cuando haces barbacoa? La mayoría de la población también se indigna cuando se declara una guerra, pero luego dejan sus ahorros en bancos de dudosa ética por pereza. Otros se dedican a humillar constantemente la homeopatía (de la que podemos hablar otro día sobre cómo cura enfermedades a algunos animales y no debe ser por el efecto placebo precisamente) y en cambio consumen a diario productos nada saludables y que destrozan el medioambiente (muchas de ellas enriqueciendo personajes de extrema derecha, dicho sea de paso).
Da lo mismo si trabajas vendiendo coches, eres maestro de equitación, psicóloga, camarero, programadora o artista de rock. Nos han enseñado que no tenemos responsabilidad alguna con lo que pasa en el mundo, pero la verdad es que estamos mucho más conectados de lo que nos creemos. Han descuartizado la responsabilidad, nos dejan sin capacidad para cambiar las cosas. Y luego nos quejamos que los políticos no dimiten…
4 Comentarios
Ottimo articolo Sergio.. mi sono permesso di tradurlo qui: https://www.facebook.com/photo.php?fbid=722924667727871&set=a.615703651783307.1073741843.100000310329041&type=3&theater
Lo que dices está muy bien, pero ser cliente de Apple no parece muy coherente con este discurso…
De que forma sino desde MATRIX.
Nadie es perfecto, desde luego. Si no eres cliente de Apple lo eres de cualquier otra empresa que tiene unos princios parecidos. Me ha gustado mucho este post, y creo que tienes razón. En casa empezamos hace dos años con los huevos, ahora todos son de gallinas camperas criadas al aire libre. La leche tb es bio y poco a poco estamos cambiando para mejor. Pero para empezar es necesario tomar conciencia.