Ahora mismo estoy escribiendo desde un pequeño café en el centro de Vitoria-Gasteiz. Ayer terminamos un emotivo curso de Permacultura Urbana en Gasteiz y el viernes hablamos de Transición Consciente en Ozaeta, un pueblo que quedará para siempre en mi corazón. Volver a estas tierras es reconfortante, me hace creer todavía más en las posibilidades que tenemos para salir adelante. Y si además te muestran modelos económicos y sociales y conoces personas que trabajan a diario para que el cambio sea real, la esperanza metamorfosea en certeza.
Quizá se deba a los canales de información que utilizo, quizá sea casualidad, quizá me fijo más en ello, pero en mi alrededor percibo un despertar generalizado que me ilusiona. Conozco nuevos proyectos con un ritmo más rápido de lo que me alcanzan las malas noticias. Personas que por un impulso interior han decidido cambiar, iniciar un nuevo camino de vida que irradia creatividad e ilusión. Iniciativas sociales para mejorar sus vidas y las de los demás. Porque se ha terminado el libre albedrío, porque ahora somos más conscientes que nunca que se trata de cooperar, de hacer algo que tenga un impacto positivo en nuestro alrededor. No vamos a vender estupideces, vamos a hacer mover el dinero a modo de energía para crear proyectos. Y que el mundo no se detenga, porque hay mucho por hacer y mucho por crear.
Como bien dice la propia palabra, la iniciativa es algo que sale de uno mismo, emana de los sueños, del espíritu y del corazón. Algo de dentro para compartir hacia fuera y que tiene mucho más de sagrado de lo que aparenta. Creo que lo social es la representación del altruismo, de algo destinado a los demás de forma desinteresada. ¿Cómo combinan algo con un propósito interno y un deseo personal con algo que debería cumplir exclusivamente las necesidades de los demás? Una difícil ecuación que solo puede resolverse cuando lo personal y lo exterior buscan un objetivo común.
Así que seguimos caminando, como tantos millones de personas que se levantan cada día para habitar su mundo de una manera casi sagrada. Que la realidad no nos desanime y que las visiones pasen a la acción.
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